Las grandes piñas de agave son sometidas a cocción con un método tradicional, totalmente artesanal. Utilizamos un gran horno cónico cavado en la tierra, alimentando el fuego con leña de árboles plagados de la región, con el fin de conservar nuestros bosques. El maguey pasa de 3 a 4 días dentro del horno, que es cubierto de tierra con el fin de conservar el calor dentro del mismo.

¿Conoces el molino egipcio o tahona de cantera?

En esta parte del proceso utilizamos uno y con ayuda de los caballos Macario o Espíritu, machacamos pequeñas cantidades de maguey para pasar al siguiente paso. Este proceso sólo necesita de 3 horas diarias, después nuestros caballos descansan y pasean por los campos.

¡Aquí comienza la magia de transformar el dulzor del agave, en mezcal!

La cantidad de maguey que antes molimos son formulados por los maestros mezcaleros. La intención es distribuir los azúcares del agave para obtener una fermentación uniforme. Aquí comienza el trabajo de las levaduras naturales adquiridas del ambiente que con temperaturas correctas y cuidados especiales, después de 3 o 5 días según ayude el clima, logran dar grados alcohólicos al maguey y líquidos colocados en cada tina de madera con capacidad de 1200 litros.

El esfuerzo tiene sus recompensas y la nuestra es la satisfacción de llenar nuestras botellas con mezcal Dainzú, un mezcal lleno de amor durante todo el proceso, y digno de compartir con los conocedores de las bebidas espirituosas.

Con el debido cuidado e higiene, filtramos nuestro mezcal, llenamos, tapamos y etiquetamos a mano todas nuestras botellas; nuestra familia verifica que todo esté en orden para después hacerlo llegar a tus manos.

Disfrútalo, tiene muchos años, historia y el corazón de una pequeña familia de Matatlán, Oaxaca.